domingo, 17 de mayo de 2009

FIESTA DE 15 AÑOS


FIESTA DE 15 AÑOS

Las fiestas de 15 años son ,a mi entender, un evento social bastante curioso. Es evidente la carga simbólica y el entramado de relaciones sociales que ellas expresan. No haré un análisis sociológico de esto, no pretendo combatir el sentido común o hacer una ruptura epistemológica, no es ese mi propósito, lo que ahora me propongo es relatarles mi última experiencia, desde el punto de vista del observador casual.
Sé por experiencia mas o menos directa que las adolescentes añoran celebrar (como se debe) su décimo quinto aniversario. Sin duda es una edad complicada, marcada por presiones familiares y sociales, el grupo de pares a esta altura de la vida se convierte en el principal agente socializador, el que posee una fuerza coercitiva que dirige (condiciona) muchas de sus acciones. Integrarse a un grupo social y ser respetado y estimado es la principal preocupación de los adolescentes, tenemos aquí al sujeto social en potencia, en construcción. Este periodo(aunque muchos no lo acepten, sobre todo los herederos del psicoanálisis freudiano) es el que más importancia tiene en la vida del sujeto social. En este contexto, no es difícil entender la “importancia” por perpetuar las tradicionales fiestas de 15 años.
Ayer estuve presente en la fiesta de una mis más estimadas primas(si por casualidad lees este post, no te sientas ofendida, lo que te dije fue verdad) Para ser sincera, no soy asidua concurrente en eventos de este tipo, a menos que sean familiares o amigos muy cercanos. Soy de las que prefieren la tranquilidad de su hogar y las 8 horas de sueño los fines de semana. Fui con la sola intención de saludar a la festejada, a la familia y bromear un poco con los primos, luego de ello escaparía con cautela.
La fiesta inició a las 12 de la noche, la quinceañera bajó la escalera al son de : “...ahora despierta en mí la vida...” Éramos 15 las damas de honor, cada una sostenía la vela que poco a poco debía apagar. El mariachi cantó las mañanitas (un poco desafinado el muchacho, pero la intención es lo cuenta) así empezaba la ceremonia. Luego vinieron los discursos, primero el padre, quien emocionadísimo(casi al borde de las lágrimas) nos comentaba el orgullo y la alegría que sentía por ser padre, después la madre, no menos emocionada agradecía nuestra presencia, siguió el padrino y las 4 madrinas, y por último el eje de la fiesta, la protagonista, la festejada.
La sesión de fotos fue la parte qué mas tiempo tardó. Primero los padres, luego los tíos, los abuelos, los primos, los amigos, los no muy amigos que quieren salir en la foto, otra vez con los padres (por si acaso, uno nunca sabe) y más fotos. Le siguió las cintas y el añillo, debíamos ir 15 señoritas a tirar la cinta y encontrar el anillo(que según el maestro de ceremonias estaba valorizado en medio millón de dólares, jaja) . Por último la elección del “chambelán” . Un grupo de jovencitos se alineó al centro de la pista (mismos cadetes ingleses) para recibir el ramo, el afortunado( quien por “casualidad” cogió el ramo) , bailó con la quinceañera. Le siguieron los primos varones y los amigos.
Después de todo ello, empezó la fiesta, se apagaron las luces y las esferas de colores que colgaban de las vigas giraron reproduciendo extrañas formas en la pista. Hubo humo y también burbujas. Cuando el baile general comenzó, mis padres y yo tuvimos que reubicarnos, nos dirigimos a mesas apartadas, a la sección adultos, tíos, viejos, etc. Ahí, rodeada de gente que veía con asombro el contorneo de las parejas en la pista de baile, estaba yo, viendo desde un ángulo oscuro todo aquel espectáculo. El repertorio musical se distinguió por la presencia de dos grandes géneros : 50% de regetón y 50% restante de cumbia, es decir, la mitad de la noche se escuchó los estribillos chillones de daddy Yankee : “dale , rompe, duro, ect” y los “murete, lárgate, me voy a vengar, arrástrate”.Cuando estaba ensordecida y casi ahogándome por el humo y con la preocupación de que alguna burbuja entrara a mi copa de pisco, un muchachito me invita a bailar (¿no se habrá dado cuenta que ya el salón ha sido divido por secciones, que estaba invadiendo un terreno que no pretendía ser absorbido por la algarabía adolescente?)Lo siento-le dije- yo no bailo, mis zapatos son prestados y el taco anda un poco flojo, de todos modos gracias por la invitación. Mi padre estalló en carcajadas, aunque me pidió ser más diplomática, mi madre, por el contrario, me aconsejó ser más “social”, debes integrarme más, me dijo, en nuestros casos es comprensible, pero en el tuyo no. Bueno, mamá, tal vez algún día...
No tengo más detalles de aquella fiesta, aún nadie me ha llamado o ha venido a “chismear” ya pronto llegará, muy pronto...

2 comentarios:

Pedro L. P. Sousa e Silva dijo...

Es tradición que ahí todas las fiestas de 15 años sean tan importantes? Aquí no hay diferencia de las de 15 para con las otras...

Amarilis dijo...

¡Pedro, qué gusto recibir tu comentario!
Pues sí, en este lado del mundo es "importante" el decimo quinto cumpleaños. Si no me equivoco al principio fue costumbre de la alta sociedad europea. En estas fiestas las familias de clase alta presentaban a sus hijas en sociedad(también era una forma de encontrar pretendientes o comprometido). Luego esto se fue popularizando hasta convertirse en lo que ahora es.Creo que vestigio de eso solo queda en latinoamérica.
Saludos a la distancia ;)