lunes, 17 de marzo de 2008

HISTORIAS Y MÁS HISTORIAS…

Se acercó al ventanal de su habitación, observando con detenimiento, como se expandía la neblina sobre la atmósfera gris, siempre gris, de la ciudad. Dio un sorbo al café recientemente preparado, esperando embriagarse de ese olor exquisito e intentando aplacar el frío intenso, y cada vez más penetrante, que congelaban sus manos, su mirada y hasta su alma. No se apartó de la ventana, mantenía la mirada fija en el paisaje, rezando secretamente para que la tarde no acabase. Todos, vanos intentos por postergar lo inevitable. Pronto, los verdugos del pensamiento asaltaron su conciencia, malévolos e inclementes, como siempre .Era absurdo que intentara someterlos a su dominio, no ahora, que dejaba de ser dueña de sí misma, para convertirse en materia manipulada por un caudal desbordante de sentimientos reprimidos.Corrió hacia la cama y abrazó muy fuerte la almohada, mientras raudas recorrían las lagrimas por sus mejillas, en una constante que parecía no terminar. La opresión que sentía en el pecho le impedía respirar, dando intensos suspiros procuró calmarse, cerró suavemente los ojos, deseando con desesperación y locura huir, del más pavoroso castigo: su existencia. Aquella noche, tuvo el sueño más desconcertante, en su escaso periodo de vida, jamás soñó algo similar: Vio una sombra penetrar por la pared, a medida que avanzaba, dejaba de ser espectro, para transformarse en la perfecta figura de una mujer. Vestía un traje terriblemente oscuro, con cintas y numerosos detalles, que ocultaban completamente su anatomía humana, descubriendo tan sólo la ubicación de los ojos. Se dirigió hasta donde estaba, con pasos lentos pero seguros, cuando hubo un exiguo metro de separación entre ambas, se abalanzó, intentando envolver sus manos alrededor del cuello de ella, con el propósito de ahorcarla. No puedo reaccionar de inmediato, pues aún se mantenía sumergida en la perplejidad absoluta.Cuando aquellas manos le arrebataron hasta la mínima porción se aire, de improviso, sin pensar demasiado, haciendo uso de una fuerza interior que creía extinguida, logró liberarse .Con la destreza de un movimiento brusco, pudo al fin despojarla del velo que llevaba y que impedía poder ver su rostro. Grande fue su sorpresa, cuando hubo develado el misterio. No pudo hacer más que ahogar un grito, que decía para sus adentros, lo que las palabras se negaban a expresar: ¡Soy yo!Su figura, materializada en un personaje totalmente diferente, empezaba a desaparecer con la misma facilidad con la que cobró vida.
2da Parte Despertó ofuscada, bañada en un sudor frío y embargada de emociones indescriptibles. Por muchos intentos que hiciese le era imposible dormir, aprovechó las horas de insomnio para meditar. Aquel sueño debía ser más que un simple delirio, lo pensó durante horas, analizando al detalle la sucesión de acontecimientos. Por una de esas curiosidades de la vida, como a consecuencia de un soplo divino o alguna voz espiritual, todo se le presentó con una claridad extraordinaria. Le causó gracia y un poco de vergüenza consigo misma, el hecho de haber tardado tanto es descifrar una cuestión evidente: Si soñó que se mataba, fue por qué en consecuencia eso era. Estaba acabándose sin terminar de acabarse jamás. Muriéndose, para despertar por las mañanas, con un pobre concepto de la vida, con el dolor y la angustia de creer que morir era en sí, un beneficio denegado, convirtiendo sus crucifixiones en ejercicios rutinarios, que se repetían cíclicamente con el pasar de los días. Sólo la fuerza de su yo, podría salvarla, fuerza que ya conocía, aunque fuera en un sueño y que podría caducar con ese círculo vicioso. No había más tiempo, debía comenzar ahora. Con pasos sigilosos se dirigió hacia el armario, se detuvo frente a él, buscó la última gaveta, la abrió y fácilmente halló lo que buscaba. Dedicó unos minutos a observarla, como si tuviera materia extraña entre sus manos. Sin más preámbulos, desató la cinta que rodeaba la caja. Retiró con sumo cuidado el contenido. Empezó por unas cartas amarillentas, cartas que escribió a sus amores perdidos y que jamás envió, que estaban ahí, recordándole las innumerables decepciones, los desatinos y tantas angustias hirientes, indeleblemente marcadas. Luego las fotos de una infancia añorada, presente en vagos recuerdos de ternura desmesurada, que con el tiempo cedieron el lugar a una infortunada mujer, encarcelada por sus propios fantasmas. Quedaba un gran vacío en la caja, siempre existente, perteneciente a lo que esperó recibir y nunca llegó. Unió todo con mucha calma, acto seguido, las redujo en diminutos pedazos de papel y tinta. Para terminar llevó cada trozo hacia su boca y los tragó con parsimonia. Volvió a dormir, pero esta vez sin ningún tipo de resentimiento, todo lo contrario, durmió con el paladar encaramelado de satisfacción. Lo veía por primera vez, y deslizaba sus miradas sobre aquel rostro fresco. Luego lo admiraba en toda su anatomía formida, no había nada que la sacara de aquel encanto, que la transportaba hacia lo infinito de la existencia, ahora estaba segura que la felicidad, se personificaba por algún milagro de la naturaleza, acabando con cualquier duda o angustia. Caminaba hacia la esencia de la vida, imperturbable, segura y fascinada. Después de un parpadeo, todo desapareció. Crudo invierno bajo cielo cubierto de neblina, alrededor suyo, el viento golpeaba su rostro, parecía reprocharle amenazador, su osadía de escapar, aunque fuera por un instante de la realidad. Ella lloraba de felicidad ¿Si pudo hacerlo una vez por qué no intentarlo de nuevo?

3 comentarios:

Nadies dijo...

La atmósfera es bastante oscura y bizarra al comienzo y en la mayoría del cuento, y supongo que era la idea. A mi, personalmente, me encantan las atmósferas oscuras.

¡Saludos Literarios!

Amarilis dijo...

Al principio intenté que la atmósfera fuera algo densa, para ello me esforcé mucho. Aunque estoy un tanto contenta con el resultado, siento que le falta algo, creo que no me estoy desenvolviendo naturalmente, no sé si usted también percibe eso, ¿lo percibe?
PD: He leído sus cuentos y haré los comentarios respectivos

Nadies dijo...

Sí, percibo algo extraño... pero eso siempre es parte de las atmósferas oscuras, o densas, como dice.

Puede tutearme, no soy tan viejo ;).